Maprotilina
Acción terapéutica.
Antidepresivo.
Propiedades.
Es un antidepresivo tetracíclico que posee propiedades similares a las de los tricíclicos (imipramina, desipramina). Su mecanismo de acción es la inhibición selectiva de la recaptación de noradrenalina en los terminales nerviosos. Esta droga eleva el estado de ánimo y alivia la ansiedad, la agitación y la inhibición psicomotora; en casos de depresión enmascarada actúa favorablemente sobre los síntomas somáticos predominantes del cuadro clínico. Luego de su administración por vía oral, la absorción de la maprotilina es lenta pero total; las concentraciones plasmáticas máximas se alcanzan durante las 8 primeras horas, mientras que en el líquido cefalorraquídeo se detectan concentraciones de maprotilina equivalentes a un 2-13% de las halladas en suero. Se une en un 88-89% a proteínas plasmáticas y se elimina en un 57% por la orina y un 30% por las heces, en forma inalterada o como metabolitos (principalmente glucurónidos). La excreción renal no se ve afectada en caso de función renal alterada (clearance de creatinina: 24-37ml/min), excepto que la función hepática no sea normal.
Indicaciones.
Síndromes depresivos de diferente tipo. Depresión endógena, psicógena, somatógena y enmascarada. Tratamiento de la depresión acompañada de ansiedad, y depresiones inherentes a niños y adolescentes y personas en la edad senil.
Dosificación.
Depresión leve a moderada, adultos: vía oral, 25mg una a tres veces al día o 25-75mg una sola vez. Depresión grave, adultos: vía oral, 25mg tres veces al día o 75mg una vez al día. En caso de ser necesario la dosis puede incrementarse gradualmente hasta un máximo de 150mg, en una o varias tomas, según la respuesta del paciente. Distimias depresivas en niños y adolescentes y en pacientes de edad avanzada: vía oral, aumentar gradualmente la dosis empezando con 10mg tres veces al día o 25mg una vez al día. En caso de ser necesario la dosis puede incrementarse gradualmente hasta 25mg tres veces al día o 75mg una vez al día, según la respuesta del paciente. En todos los casos, la dosis máxima es de 150mg por día.
Reacciones adversas.
Los efectos adversos incluyen: más frecuentes: cefaleas, vértigo; raros: convulsiones, trastornos extrapiramidales (temblor, acatisia, mioclonías), ataxia, disartria, debilidad, parestesias (entumecimiento, hormigueo), sequedad de boca, náuseas, vómitos, reacciones dérmicas (erupción, urticaria) a veces con fiebre, aumento en la incidencia de caries dental, sudoración y aumento de peso. Menos frecuentemente se observan púrpura, fotosensibilidad, edema, estreñimiento, hipotensión postural, taquicardia, arritmias cardíacas, trastornos de la conducción cardíaca (bloqueo auriculoventricular), palpitaciones, síncope, ginecomastia, galactorrea, sedación diurna, somnolencia, visión borrosa, retención de orina, estomatitis, hepatitis con o sin ictericia, leucopenia, agranulocitosis, eosinofilia, tinnitus, disgeusia, trastornos sexuales, trastornos del sueño, agitación, ansiedad, pesadillas, desasosiego, estados de confusión, delirios y alucinaciones.
Precauciones y advertencias.
Se aconseja administrar con precaución en pacientes con insuficiencia hepática o renal, dificultades en la micción, antecedentes de presión intraocular elevada, cardiopatías, incluyendo historia de infarto de miocardio y en pacientes de edad avanzada. En estos dos últimos casos es conveniente controlar la función cardíaca y, si es necesario realizar electroencefalogramas periódicos. En pacientes con hipertiroidismo o tratados con preparados a base de hormonas tiroideas la maprotilina se usará con precaución debido a la posibilidad de un aumento de los efectos adversos cardíacos. En caso de aparición de crisis psicóticas en pacientes esquizofrénicos o episodios maníacos o hipomaníacos en pacientes con alteraciones afectivas cíclicas, se recomienda reducir la dosis o suspender la administración. Se recomienda especial precaución en caso de administrar simultáneamente maprotilina con fármacos que puedan disminuir el umbral de convulsión (derivados fenotiazínicos). Se recomienda, especialmente durante los primeros meses de tratamiento, vigilar adecuadamente a los pacientes (aparición de fiebre y faringitis, recuento leucocitario), debido a que la maprotilina puede producir alteraciones hematológicas. Se recomienda no administrar durante los tres primeros meses de embarazo y se aconseja evaluar el riesgo/beneficio durante el resto de los meses de gestación. En caso de ser necesaria la administración a mujeres durante la lactancia, se recomienda controlar en el niño la aparición de efectos secundarios (somnolencia).
Interacciones.
La maprotilina puede disminuir o anular el efecto antihipertensivo de los inhibidores neuronales adrenérgicos, como la guanetidina o la betanidina, e incrementar el efecto sedante de la reserpina o de la metildopa. Por ello, en caso de tratamiento antihipertensivo concomitante, se recomienda administrar drogas de otro tipo, como diuréticos, vasodilatadores o betabloqueantes que no sufran una marcada biotransformación, y controlar la presión arterial. Cuando maprotilina se administre tras un tratamiento con IMAO, se intercalará un intervalo mínimo de dos semanas entre ambos, debido a la posibilidad de graves efectos interactivos. La misma precaución deberá tomarse cuando se administre el IMAO después del tratamiento con maprotilina. Ambos tratamientos se instaurarán progresivamente empezando con dosis bajas y controlando el efecto hasta la aparición de una respuesta terapéutica. La maprotilina puede potenciar los efectos cardiovasculares de los simpaticomiméticos (noradrenalina, adrenalina, anfetamina, metilfenidato) y levodopa. Las drogas que activan el sistema enzimático hepático de la monooxigenasa (barbitúricos, fenitoína, carbamazepina) aceleran el metabolismo de la maprotilina, disminuyendo su efecto antidepresivo. La administración concomitante de maprotilina y fenitoína puede dar lugar a un aumento en las concentraciones séricas de fenitoína y por tanto a la manifestación de sus efectos secundarios, en cuyo caso se modificarán convenientemente las dosis de ambos medicamentos. La administración simultánea con tranquilizantes mayores puede ocasionar un aumento de las concentraciones séricas de maprotilina, disminución del umbral de convulsión y crisis epiléptica. La combinación con benzodiazepinas puede provocar un aumento de sedación. El tratamiento concomitante de maprotilina y betabloqueantes que sufran una elevada biotransformación (propranolol) puede aumentar las concentraciones plasmáticas de maprotilina, por lo que, al inicio y final del tratamiento, se aconseja realizar un ajuste de la dosis de maprotilina y/o medir su concentración sérica. A pesar de que hasta el momento no se han registrado casos con maprotilina, la administración de cimetidina con otros antidepresivos tricíclicos (imipramina), puede aumentar los niveles séricos de éstos y provocar efectos secundarios (extrema sequedad de boca, trastornos de la visión).
Contraindicaciones.
Hipersensibilidad conocida a la droga, en casos sospechados o conocidos de epilepsia o umbral convulsivo bajo, en pacientes que hayan padecido un infarto de miocardio reciente o que presenten trastornos en la conducción auriculoventricular, glaucoma de ángulo agudo o retención de orina. No deberá administrarse en caso de intoxicación aguda por alcohol, hipnóticos, analgésicos o psicotropos.
Sobredosificación.
La sobredosis con maprotilina puede producir depresión o bien excitación del SNC, llevando a la aparición de efectos anticolinérgicos y cardiotóxicos graves. Los síntomas incluyen somnolencia, desasosiego, ataxia, convulsiones, estupor, hiperpirexia, coma, taquicardia, arritmia cardíaca, hipotensión y depresión respiratoria. Puesto que no existe antídoto específico, se recomienda eliminar la droga por inducción del vómito y/o mediante lavado gástrico. Además, se aconseja respiración asistida para controlar una posible depresión respiratoria y, en caso de hipotensión y colapso respiratorio, administrar expansores del plasma. Si ocurre una disminución de la función miocárdica, administrar inotrópicos. La acidosis metabólica y la hipopotasemia se pueden controlar con bicarbonato por vía intravenosa y sales de potasio. Es conveniente administrar diazepam en caso de convulsiones.